Quisiera que tuvieras tan grande el corazón,
que el Señor escuchará tus plegarias con emoción.
Pero siento que has perdido el ritmo
y que a tu voz se le ha perdido el sonido.
Espero que recuperes tus sueños dorados
que a través del tiempo los secuestraron.
Que la luz ilumine tu camino en medio de precipicios
que hacen que te nubles y te resbales entre riscos.
Si se te enciende la llama del amor
se secará el río de lágrimas que dan dolor.
Y tu corazón brillará con las estrellas
que iluminan hermosas noches serenas.
Aprende a esperar si aún sabes suspirar
porque alguien te ayudará y no te ha de abandonar.
Refugiate en las alas eternas de los cielos
para que no seas un vagabundo hambriento.
De Los Ángeles
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