miércoles, 9 de abril de 2008

Danza

Calor que mana del agua,
sed que llama a alucinar;
se siente el galopar al andar
cuando se desquita al bailar.

Sangre caliente que entra a convulsionar,
que demuestra el palpitar de su soñar
en el buen gusto del arte corporal
que llama a la distracción personal.

Con su canto de ángeles que siente el aire
suena la música y canta el cantante
mientras que todos entran a acercarse
para danzar, conversar y sentarse.

Y sigue el baile hasta que las luces apaguen;
unos se van temprano y otros que llegan tarde.
Y el ritmo hace que uno no pare y no pare
hasta que el sol aparezca y se lleve al aire.


De Los Ángeles

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