Fría noche
y casi tranquila
que me muestra
su bienvenida.
Con esa luna llena
y esos puntos lejanos
y brillantes al planeta.
Aquí, en el silencio,
fuera de toda algarabía
recojo retazos de la vida
que aún no se termina.
Y me sonrío ante la ausencia
de alguien que me quiera;
no digo sobre mi familia
sino de otra compañía.
A la cual no encuentro,
la cual no llega,
la típica pregunta
que no tiene respuesta
Que solo causa dolor
cuando la pienso
y la contesto con mi voz,
que mi corazón no tiene dueño.
De Los Ángeles
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