lunes, 7 de abril de 2008

Escucha este lamento

Lluvia de la noche
llévame donde él esté,
quiero encontrar al maestro
porque ya no sé que debo hacer.

Parece que me desvié
de mi pequeño sendero,
perdí el equilibrio de mi
barca sobre el estero.

Tranquiliza mi pobre cuerpo
fortalece a mi niña alma
que vaga por este desierto
de borrosas y fuertes aguas.

Cuéntale que me fuí
si es que por allí lo ves,
y que por el camino aprendí
que sé que nada sé,
que mis energías malgasté
en querer ser mi rey
con su propia corona y ley
y que sólo encontré
un granito de mostaza
parecida a mi propia fe.

Dile además que suelo recordar,
mientras he andado en mi viajar
que, aprendí a aprender a razonar
y eso me dejó valorar lo que va.

Y que tengo que aceptar,
aunque no me pueda adaptar,
que debo reconciliarme al obrar mal
para aprender el perdonar y así
obtener mi digna y gran libertad
y también dársela a los demás.

De Los Ángeles

No hay comentarios: