Primavera de inconciencia,
que regala su presencia
con tanto calor al sol
con su canasta de inocencia.
Corazón frágil que se rompe
cuando su voz suena al alba;
rosa marchita de antiguo porte
que desafía el retorno al alma.
Sentimientos que se pierden,
que se lo lleva a lo eterno,
dolores de mala suerte
que encienden el caldero.
Vago remordimiento muerto
que se lo lleva el silencio,
ocultando en el huerto
en donde llueve lamentos.
Fuego incandescente que se apaga
y la nieve llega como si nada
donde se pierden las ganas
de seguir jugando batallas armadas.
De Los Ángeles
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