Las luces se apagaron
y descansé en tus brazos
mientras que el mundo
nos era extraño.
Empecé a caminar
súbitamente por el mar
que se encuentra
tranquilo y en paz.
Entre el agua y las rocas
que chocan con sus olas
tú me enamoraste con
tu agradable perfume
y dulzura de boca.
Me sentí halagada pero
no buscaba compromiso,
así que no pronuncié
palabras que quedasen
como parte de atestiguo.
De los Ángeles
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