sábado, 4 de diciembre de 2010

El viajero

Hojas amarillas y algunas rojas;
el viento silba en la espesura.
Las ráfagas cortan la cara
y enfrían las descubiertas
palmas de las manos.
Arriba, sombrero
y largo poncho abajo,
cuerpo de un jinete bravo.

Se ve al forastero ingresar en silencio
con sus bolsos de cuero y su caballo
para llevarse algo del pueblo.
Los perros le andan gruñendo
al hombre de abrigo negro.
Pueblo que llora a sus deudos,
grandes valientes que hoy han muerto.

El alguacil aparece con sus guardias
y se dirije al convento.
El hombre pasa por un trago, hasta
ahora todo es calmo.
Se levanta tormenta y el
viajero se marcha de la
cantina sin hacerse fama.

El hombre monta su caballo
y se larga de allí de forma
apresurada a las montañas.

De Los Ángeles

No hay comentarios: