Naciendo, balbuceando
y creciendo, abrazando.
Con sus ojos aún cerrados
de haber estado guardado.
Atrayendo a grandes
y pequeños al beso,
eso hice aquel momento
del que no tengo recuerdo.
En aquellos días
no poseía este cuerpo,
sino que antes
que todo era un sueño
que se volvió realidad
de carne y hueso,
era el más esperado
porque sería el primero.
Gracias a Dios por poderlos
ver,sintiendo el exterior,
el estar entre los dos,tocarlos,
vivirlos y sobre todo quererlos.
Gracias por darme los padres que tengo.
De Los Ángeles
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