lunes, 7 de abril de 2008

Sangre

Enraizado en el agua
de deshielo de verano
brotando continúa
el rosal en tu mano.

Y el condor alarga sus alas
sobre las pobres nubes blancas
y suena en los cielos el arpa
mientras las almas descansan.

Lloran las pequeñas minas
por soportar su silencio
ya que, no pasa el inca
con su cuerpo cubierto.

Ya no queda en pie
ni una pequeña tienda,
es que ya no hay hijos
provenientes de la tierra.

Ahora todo es una mezcla,
una cruza sangrienta,
de la cual poco queda ya
de memoria o ya cubierta.


De Los Ángeles

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